La marca (España) del maltrato animal

Publicado en la columna de los viernes de Publicoscopia

Los analistas y políticos hablan una y otra vez de la ‘Marca España’. Ese concepto nada nuevo, pero que no pueden quitarse de la boca últimamente. La última ocasión: la muerte de Botín esta semana, exorcizada por el propio Presidente del Gobierno. Hace mucho tiempo que la imagen de un país ha condicionado su industria, su economía y su productividad. También por su impunidad, su corrupción y sus desigualdades, pero eso daría para más que una columna.

Rajoy en una corrida de toros¿Qué nos preocupa exactamente alrededor de la Marca España? Aseguran que es la impresión que el país transmite, así, sin apellidos, en global. Pero los políticos demuestran día a día que si no tiene el trasfondo de un efecto sobre la economía, no importa. Por eso Rajoy quiso dar buena imagen con Merkel hace unas semanas; por eso tuvimos que tragarnos aquella trola de relación entre imagen-prima de riesgo- bienestar social; por eso los dos partidos corren a hacer leyes de tapadillo sin contar con el resto de representantes. Para evitar una supuesta ‘marca España’ de inestabilidad.

Pero volviendo al sector que siempre nos marcaron como principal recurso del país, el turismo. ¿Realmente alguien piensa que un británico va a dejar de venir a España a tostarse por lo que diga una empresa de valores? ¿O hasta qué punto le importa a un alemán cerveza en mano la reforma legislativa? En cambio, a ninguno de nuestros políticos le parece importar lo que opinen de que los asesinatos machistas no sean un tema de Estado o de que seamos el país con más abandonos de animales de compañía en Europa.

pato maltratado en fiesta de puebloEn este aspecto, tenemos una ‘prima de riesgo’ altísima y la credibilidad ante neustros ‘inversores’ por los suelos. A esos abandonos, se une la política de recogida de animales callejeros. Dejados de la mano de ayuntamientos, unos con sensibilidad –donde dejan en manos de protectoras los centro de recogida– y otros sin esta, dejando sus instalaciones sin recursos, mirando para otro lado en casos de maltrato y ante el asesinato de perros y gatos sanos, embarazadas o lactantes para ‘hacer sitio’ a otros.

Mucho más visible son esas costumbres que los turistas extranjeros se encuentran verano tras verano en neustros país. En las ciudades muchos son engañados para entrar en plazas de toros, corriendo despavoridos ante el espectáculo de terror y sadismo. Otros, el rural, juran no volver después de ver a la manada del pueblo matando terneros, degollando aves a la carrera o tirando mamíferos como cabras desde un campanario.

Uno de los eventos que más rechazo provoca dentro y fuera de nuestras fronteras es el llamado ‘Toro de la Vega’. A estas alturas ya sabemos en qué consiste y la capacidad de empatía con el sufrimiento ajeno de las personas que acuden a Tordesillas. Miles, decenas de miles, seguramente cientos de miles de personas ya se han manifestado o lo harán el próximo sábado 13 en Madrid contra esta barbarie nada propia del siglo XXI.

Manifestación contra el festejo del Toro de la Vega. ¡Rompe una lanza! from PACMA TV on Vimeo.

Pero no todo es negativa en esta ‘Marca España’. Cataluña es el ejemplo de cómo mejorar la imagen de una comunidad con el simple hecho de rechazar el maltrato animal. En 2008 con una iniciativa legislativa popular –un poquito más de democracia no le hace mal a los inversores, ¿verdad?-, los ciudadanos lograron que el Parlament prohibiera las corridas de toros al entender que violaba la ley de protección animal e introducir su veto en esta. La repercusión mundial fue inigualable. La misma que no paran de conseguir animalistas en México, en India y en un montón de sitios nada sospechosos de no dejarse llevar por la tradición más que España.

Entonces, ¿realmente nos importa la ‘Marca España’? ¿Nos importa el turismo? ¿Nos importa tener una ciudadanía avanzada? ¿Nos importan de veras los animales?

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